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La inteligencia artificial consiste en el desarrollo de algoritmos de aprendizaje automático (machine learning) que permiten a las máquinas resolver tareas complejas que antes solo podían ser resueltas por el ser humano. Este tipo de métodos tienen un gran potencial para desarrollar aplicaciones capaces de procesar grandes cantidades de datos, aprender de ellos y después utilizar lo aprendido para tomar decisiones de forma rápida con un margen de error muy pequeño.
Las grandes posibilidades de la inteligencia artificial han hecho que este campo se convierta en una de las tendencias de innovación tecnológica que despierta más interés en la actualidad. Por ello se espera que, en un futuro próximo, revolucione todos los ámbitos de la sociedad cambiando para siempre la vida cotidiana de la gente. Por ejemplo, la inteligencia artificial será la tecnología responsable de la toma de decisiones por parte de los coches autónomos o de la traducción automática de cualquier conversación en tiempo real.
En principio, podríamos pensar que se trata de una tecnología que no va a estar disponible hasta un futuro lejano, pero la realidad es que en los últimos años se han producido grandes avances gracias a la mejora en capacidad computacional y en el acceso a grandes volúmenes de datos (big data). De hecho, muchas de las tareas que realizamos en nuestro día a día utilizan ya técnicas de inteligencia artificial. Por nombrar algunas de ellas podemos destacar la detección de spam en el correo electrónico, las recomendaciones en plataformas digitales como Netflix o los asistentes personales de voz Siri y Alexa.
Uno de los campos en los que se espera que la inteligencia artificial tenga un mayor impacto es en medicina, ya que puede proporcionar herramientas capaces de analizar la gran cantidad de información de las pruebas médicas y del historial clínico de los pacientes para ofrecer un diagnóstico con garantías. Esta labor la realizan actualmente profesionales especialistas que necesitan invertir mucho tiempo en tareas repetitivas como la extracción de información clínica útil a partir de imágenes médicas. Para estos casos disponer de herramientas que puedan automatizar estos procesos sería muy importante, ya que descargarían de trabajo a los médicos para que pudieran centrarse en los casos más complejos y favorecer así el diagnóstico precoz. En este sentido, algunas investigaciones científicas han conseguido diseñar algoritmos de aprendizaje automático que detectan cáncer de mama, cáncer de piel, neumonía o enfermedades de retina con un acierto comparable, y en algunos casos superior, al de médicos expertos.
En el caso particular del melanoma (tipo de cáncer que mayor mortalidad presenta) la detección precoz es vital. La supervivencia a 5 años de los pacientes es de un 99% si la enfermedad se detecta en una fase temprana. Desgraciadamente, este porcentaje desciende al 14% si está en fase más avanzada. Por este motivo, el poder identificar de forma rápida las manchas o pecas con mayor riesgo a partir de una imagen es esencial para mejorar la supervivencia. Por un lado, una herramienta de este tipo complementaría la labor de los médicos para obtener diagnósticos de forma más rápida y fiable. Por otro lado, su implementación en dispositivos móviles haría que su coste fuera accesible para la población en general y esta pudiera realizar un seguimiento de sus manchas de forma sencilla desde su casa. Este hecho cobra especial importancia en zonas rurales y países menos desarrollados donde el acceso a personal cualificado es limitado, pudiendo llegar a salvar la vida de muchas personas.
Por eso en Molexplore estamos trabajando con la inteligencia artificial para que este seguimiento y control de la piel pueda estar disponible para toda la población. Como ya hemos dicho, la detección precoz es fundamental.
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