Post
Disfrutamos del sol. La luz solar es fundamental para la vida y nos proporciona beneficios reales. Sin embargo, un uso excesivo de la radiación UV tiene efectos dañinos en la salud de la piel.
Hoy queremos concienciar acerca de los daños que puede llegar a provocar el sol en nuestra piel. ¿Te interesa la salud de tu piel? Quédate a leer el siguiente post.
Los rayos UV penetran en las capas exteriores de la piel y pasan a las capas más profundas, pudiendo dañar o eliminar células de la piel. Es por esto que la exposición frecuente a los rayos ultravioleta es la causa principal del cáncer de piel.
El sol en pequeñas dosis, tiene un efecto beneficioso en nuestro estado de ánimo y es indispensable para fijar el calcio en nuestros huesos. Sin embargo, en dosis más altas, el sol puede ser muy peligroso y puede provocar a corto plazo:
Quemaduras solares: las personas que han pasado mucho tiempo expuestas al sol sin protección pueden sufrir síntomas graves como ampollas, inflamación, fiebre y hasta quemaduras de segundo grado, que deben ser tratadas con la ayuda de profesionales.
Fotodermatitis: como la erupción solar benigna y el acné, así como tipos más extraños de fotodermatitis como lupus y urticaria provocada por la luz solar.
Fotoinmunosupresión: el sol mejora las defensas inmunológicas, sin embargo, un exceso de radiación solar puede alterar la función de los glóbulos blancos y debilitar el sistema de defensas. Esto provoca que la piel sea más susceptible a desarrollar procesos infecciosos como el herpes.
Fotosensibilidad ocular: la exposición prolongada al sol provoca daño ocular y puede aumentar hasta cuatro veces la probabilidad de desarrollar cataratas, la mayor causa de ceguera en el mundo. Evitarlo es tan sencillo como llevar gafas con filtros solares adecuados.
También aparecen efectos dañinos a largo plazo:
Aceleración en el envejecimiento de la piel: provocado por el deterioro del colágeno y de la elastina que lleva a la aparición de manchas arrugas y flacidez en la piel. El mecanismo de defensa de la piel intenta mejorar esta situación, provocando la formación de fibras denominadas “cicatrices solares”, que generan arrugas y depresiones cutáneas.
Cáncer de piel: Los rayos UV son los de menor longitud de onda del espectro solar, y esta característica les confiere una gran capacidad para penetrar en los tejidos. Los rayos UV son capaces de llegar hasta el ADN del núcleo celular y provocar mutaciones o cambios.
La mayoría de las células dañadas por el sol son reparadas o si el daño es grande desaparecen, pero algunas de estas células dañadas permanecen en la piel y con el tiempo pueden convertirse en células cancerosas.
Toda persona puede ser afectada por el sol y por otras formas de rayos ultravioleta (UV). Sin embargo, las personas con piel más blanca tienen una probabilidad mucho mayor de presentar daños.
¿Por qué razón? La piel se broncea cuando absorbe los rayos UV. El bronceado es causado por un aumento en la actividad y número de melanocitos, las células que producen el pigmento color marrón llamado melanina.
Esta melanina ayuda a bloquear los rayos UV dañinos hasta cierto punto (razón por la cual las personas con piel que es naturalmente más oscura tienen menor probabilidad de quemarse por el sol, mientras que las personas con piel más clara tienen una mayor probabilidad de quemarse).
Sin embargo, además del color de la piel, existen otros factores que también pueden afectar el riesgo de daño a causa de la luz UV. De esta forma, examinar nuestra piel frecuentemente para detectar bultos sospechosos o cambios en una lesión ya existente en la piel será esencial a la hora de detectar y tratar a tiempo cualquier tipo de lunar, mancha o posible cambio en nuestra dermis.
¿Sol? Por supuesto. ¡Pero con cabeza!