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En ocasiones, las células productoras del pigmento de la piel (melanocitos) crecen en grupos. Al agruparse en gran cantidad, se producen los lunares. Esto puede ocurrir de manera congénita, es decir, los lunares con los que nacemos; o adquirida, que son los que van apareciendo a lo largo de la vida.
Así, durante nuestro crecimiento, ocurren 3 brotes de lunares. El primero aparece a los 2-3 años, el segundo a los 12-14 años y el último finaliza sobre los 20 años, al terminar el desarrollo físico de nuestro organismo.
Todos los tejidos del cuerpo pueden volverse malignos. De esta forma, debido a la elevada exposición al sol que tenemos y la mayor esperanza de vida de las personas, el tipo de cáncer de los melanocitos (melanoma) es uno de los que más está creciendo en los últimos años.
En general, se toma especial atención a aquellos lunares que nos vienen innatos, ya que para los dermatólogos, son los más importantes. Recomendamos así llevar un seguimiento de aquellos nevus surgidos desde el nacimiento. Vigilar cualquier cambio o alteración de éstos es importante ya que pueden ser precursores de un melanoma maligno.
Así, debéis saber que la lucha contínua contra el cáncer de piel tiene como precursores mejorar los hábitos de vida de forma que aprendamos a protegernos adecuadamente del sol y detectar de forma precoz cualquier tipo de anomalía.
A fin de conocer qué pautas debemos seguir a la hora de revisar nuestros lunares seguiremos el test del ABCDE, que nos permitirá distinguir entre lunares malignos y benignos:
Sin duda, si sospechas de alguno de tus lunares o tienes antecedentes familiares de melanoma, debes solicitar cita con tu médico de familia para que valore y examine tu nevus. Si hay alguna probabilidad de que sea maligno, te derivará a un dermatólogo profesional, que se encargará de diagnosticar el caso de forma adecuada y te guiará por el camino que debes seguir.
Según la Academia Española de Dermatología y Venereología, más del 75% de la población española nunca ha acudido al dermatólogo para evaluar su piel. Este dato nos preocupa, ya que diferenciar un lunar maligno de uno benigno a tiempo puede suponer en el 95% de los casos una cura exitosa.
La ciencia médica (dermatoscopia y biopsia) guarda aparatos y herramientas que van más allá de la simple visión humana, lo que apoya claramente la imagen y el diagnóstico de nuestros lunares. Disponemos de expertos dermatólogos que se dedican a detectar posibles enfermedades a tiempo para poder tratarlas de la forma correspondiente.
Aprovechemos el talento y la experiencia de estos expertos ya que están a nuestra disposición para cualquier tipo de contratiempo o irregularidad en nuestra piel.